Según el último Informe de la Sociedad de la Información en España, elaborado por la Fundación Telefónica anualmente, más del 80% de la población está conectada a la red y la mitad de ellos adquiere productos o contrata servicios por esta vía. No cabe duda de que vivimos en una sociedad digitalizada, en la que vivimos permanentemente interconectados a través de Internet. Con nuestras interacciones rutinarias, dejamos como usuarios y clientes una huella digital con una gran cantidad de datos: qué buscamos, qué compramos, qué leemos… Hasta hace poco, no existía una tecnología que permitiera procesar dicha información, pero gracias a los avances tecnológicos (proliferación de sensores, aumento de velocidad de transmisión de datos, mejora de la capacidad computacional…), en la actualidad se consigue captar, analizar y tratar ingentes cantidades de datos. Es lo que conocemos como Big Data.
Pero, ¿cuál es el objetivo de esta captación y tratamiento de datos? La posibilidad de definir unos patrones de comportamiento a partir de los datos recopilados, aporta información de gran valor para cualquier compañía y permite, no sólo mejorar la eficiencia de las acciones u optimizar recursos, sino también desarrollar una ventaja competitiva frente al resto. El alto nivel de competitividad del mercado y la necesidad inmediata de adecuarse a la transformación digital exige, cada vez más, desarrollar soluciones que nos permitan tomar decisiones en base a esos datos para llevar a buen puerto cualquier proyecto, de cualquier sector. Por ello, las inversiones en Big Data no han parado de incrementarse en los últimos años y es ya uno de los sectores con mayor demanda de profesionales (científicos de datos) que oferta.
Esto supone dar un paso más sobre el Big Data, ir más allá de la captación y procesamiento de datos. Hablamos de un nuevo y avanzando concepto, el Smart Data, que hace referencia a la transformación, a partir de determinados algoritmos, de esa lista de datos recopilados en información analizada que suponga un verdadero valor añadido para la toma de decisiones y para la resolución de problemas a través de su uso inteligente.
Por tanto, el análisis de estos datos se utiliza para llevar a cabo estrategias predictivas, que anticipen tendencias o comportamientos de usuarios, clientes, competencia… para poder así personalizar y crear nuevos modelos de negocio, micro segmentar ofertas de productos a determinados clientes o monetizar los datos, siendo capaces de generar productos y servicios más personalizados y ajustados a las necesidades. En este sentido, es importante entender que no sólo se trata de la obtención de gran cantidad de datos, que por sí mismos no son inteligentes, sino que el verdadero interés están en la calidad del tratamiento analítico de los mismos. Así lo señalaba en Faro de Vigo Antonio Vidal, científico de datos de SIVSA, recientemente galardonado con el premio a Mejor Data Scientist de España: “El análisis de datos te ofrece unas predicciones de resultados, y si no coincide con tu plan estratégico, puedes rectificar y tomar acciones que los mejoren. Es el gran aporte de los científicos de datos, trabajar sobre decisiones futuras a partir de los datos y predicciones que manejas”.