La preocupación creciente por la huella de carbono vinculada a la industria y a los procesos tecnológicos ha puesto de moda conceptos como el Blockchain verde, el Green IT o el Big Data ambiental. Pero se trata de algo más que una moda, porque el problema es muy real y, afortunadamente, la soluciones que se están desarrollando también.
Según un estudio de la consultora MacKinsey, el mercado de las TIC fue en 2020 el responsable del 3 al 4% de todas las emisiones del planeta. En EEUU, por ejemplo, los millones de centros de datos existentes consumen por sí solos el 1,8% de la energía del país, y lo más llamativo es que solo entre el 6 y el 12% de ese consumo está destinado al proceso de datos como tal, mientras el resto se destina a la refrigeración y el mantenimiento de los equipos.
Esta situación ha provocado una reorientación de las posibilidades del blockchain hacia lo que ha venido en llamarse el blockchain verde, esto es, su aplicación en aspectos como la trazabilidad de recursos y emisiones o la sostenibilidad de los productos de consumo. En este sentido, el blockchain está demostrando una gran utilidad en la gestión de residuos y el control de los ciclos de vida de los productos, e incluso en la trazabilidad de productos de consumo como las hortalizas y las frutas, en coincidencia con el cada vez mayor interés de los consumidores en los productos ecológicos y frescos o de kilómetro cero.
En esta mayor concienciación de la industria TIC respecto de la sostenibilidad de los procesos juega también un papel importante lo que ha venido en llamarse la Inteligencia Artificial Verde, que consiste básicamente en que los procesos de fabricación sean controlados por algoritmos que buscan su mayor eficiencia, que consuman menos energía, que contaminen menos y que reduzcan su dependencia de recursos naturales como el agua, o que se controlen de forma más eficiente los dispositivos —apagándolos de forma inteligente cuando no se utilizan, lo que en las grandes organizaciones puede resultar en un enorme ahorro—.
Toda esta interesante y necesaria línea de trabajo ha tenido además su respaldo oficial con el lanzamiento por parte del gobierno, en octubre del año pasado, del Programa Nacional de Algoritmos Verdes, cuyo objetivo, según la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, es “diseñar desde el inicio algoritmos energéticamente eficientes”.