La llegada del 5G, la nueva generación de redes de comunicaciones de banda ancha móvil, abrirá un nuevo mundo de posibilidades de conectividad, pero también supone una nueva amenaza para la ciberseguridad. ¿Por qué?
Empecemos por explicar ¿qué supondrá la llegada del 5G?
La llegada al mercado del 5G, prevista para 2020, supondrá un antes y un después en la transformación digital de la sociedad, la industria y la economía. Permitirá disponer de un aumento en la velocidad de entre 1 y 10 GBPS y de una disminución de la latencia, es decir, del tiempo de respuesta, entre 1 y 5 milisegundos, lo que será clave para la evolución del coche conectado, de las smart cities o el desarrollo de servicios vinculados al sector de la salud, la banca, la logística o el transporte.
Respecto al 4G, el 5G multiplicará por 100 el número de dispositivos que pueden estar conectados a la red de una sola estación base, un dato fundamental para el desarrollo, como comentamos, de las ansiadas ciudades inteligentes o el avance del coche inteligente.
En relación a los consumidores, sus ventajas irán más allá de disfrutar de Internet móvil a una velocidad mucho más elevada. Les permitirá monitorear o interactuar de forma remota y prácticamente en tiempo real con los dispositivos IoT de sus vehículos, hogares, sistemas de seguridad…, mientras que para la industria será un motor de cambio e innovación.
Sin embargo, y a pesar de la expectación que ha causado el anuncio de la llegada del 5G por las nuevas posibilidades que ofrece en el avance del Internet de las Cosas, todavía quedan muchas incógnitas que despejar en esta materia, sobre todo, en cuestiones de ciberseguridad, pero también en lo que respecta a sus aplicaciones prácticas reales o al nivel de demanda de los servicios asociados a esta tecnología.
Características del 5G
- Tasa de datos de hasta 10Gbps: De 10 a 100 veces mejor que las redes 4G y 4.5G.
- Latencia de entre 1 y 5 milisegundos.
- Una banda ancha 1.000 veces más rápida por unidad de área.
- Hasta 100 dispositivos más conectados por unidad de área, en comparación con las redes 4G LTE.
- Disponibilidad del 99.999%
- Cobertura del 100%
- Disminución del 90% en el consumo de energía de la red.
- Hasta 10 diez años de duración de la batería en los dispositivos IoT de baja potencia.
Vulnerabilidades del 5G
Las brechas de seguridad que puede introducir un mundo hiperconectado con la utilización masiva del 5G es uno de los grandes quebraderos de cabeza de los expertos en ciberseguridad. El riesgo actual de los ataques maliciosos se multiplicaría, teniendo en cuenta que crecería exponencialmente el número de dispositivos inteligentes y las facilidades para hackearlos.
Hay que tener presente que, actualmente, existen en el mundo alrededor de 6,4 millones de dispositivos conectados a Internet y, según la consultora tecnológica Gartner, para 2020 la cifra se situaría en 20,8 millones. A esta realidad habría que sumar el aumento de la transferencia de datos que implica su uso, con el consecuente riesgo de exposición de datos personales o confidenciales, por lo que garantizar la seguridad, la privacidad y la confianza, será un pilar clave en el cambio al 5G y, por ende, para el progreso de los servicios de Internet de las Cosas.
En este sentido, algunos fabricantes ya han planteado propuestas para resolver posibles problemas de vulnerabilidad, como la integración de tecnologías de cifrado hardware en los propios dispositivos. Sin embargo, estas soluciones se han encontrado con la resistencia de algunos gobiernos, que las ven como un canal para introducir chips de espionaje en las cadenas de producción de terminales o equipos de red. Ha sido el caso del Gobierno australiano, norteamericano y británico, que han limitado tanto la venta de dispositivos como el despliegue de redes 5G de los fabricantes chinos Huawei y ZTE, alegando que son más vulnerables a los hackers y que pueden comprometer la seguridad nacional.
Cabe explicar que, para la extensión de las redes 5G, será necesario desplegar redes de equipos de comunicaciones que trabajarán en frontera de los 3,5 GHz, unas frecuencias apenas utilizadas más que por los gobiernos mundiales para funciones de defensa y que se compartirían con millones de estaciones de transmisión y dispositivos domésticos y empresariales de uso cotidiano.
La agencia de ciberseguridad europea Enisa también se ha pronunciado sobre esta cuestión. Alertaba, hace unos meses, de la falta de garantías de seguridad de las nuevas redes 5G, resaltando que las amenazas que ya existen en las redes 4G se intensificarán al aumentar la cantidad de usuarios, datos y el ancho de banda de red.
Es incuestionable que el despliegue de las redes 5G supondrá un plus tanto para los usuarios como para la industria, pero también que la proliferación de dispositivos conectados y el crecimiento de la transmisión de datos que supondrá, las convertirán en el objetivo número uno de los cibercriminales y, como consecuencia, del origen de de nuevas formas de ataque cibernético.