Sólo en 2020, en España se registraron más de 130.000 incidentes de ciberseguridad graves, lo que supuso, según el INCIBE, un aumento del 24 % con respecto al año anterior. Algunos de los delitos más frecuentes desde que se desató la pandemia han sido el phishing, basado en el envío de enlaces fraudulentos; el cybersquatting, o suplantación de dominios de empresas y organismos, y el whaling, también conocido como “timo del CEO”. Aunque cada tipo de amenaza sea diferente, casi todos tienen algo en común: el objetivo de sustraer dinero de las víctimas a través del robo de datos. Conscientes de que están en el punto de mira de los hackers, los bancos españoles dedicaron antes de la pandemia 4.000 millones de euros en tecnología, de los cuales, un 10 % fue dirigido a reforzar su ciberseguridad y, según un estudio de DataDriven publicado este año, el 80 % de los actores del sector financiero afirma que seguirán aumentando su inversión en esta materia. Pese a los esfuerzos llevados a cabo por la banca, el papel de los usuarios sigue siendo clave, por lo que es fundamental tener en cuenta las siguientes precauciones para evitar sorpresas indeseadas en nuestra cuenta bancaria:
1. Desconfiar de los enlaces
Siempre es prudente desconfiar de enlaces, incluso cuando parecen provenir de entes conocidos como bancos, empresas de telefonía o personas de nuestro entorno. Antes de dar clic es mejor ponerse en contacto con el emisor para asegurarse de que puede hacerse con seguridad.
2. Revisar antes de dar datos personales
Si se ha entrado en un enlace que, pese a parecer seguro y ser comprobado, solicita que se introduzcan datos personales, lo recomendable es no proporcionarlos. Tampoco se debe dar información sensible a páginas web sospechosas o contactos en redes sociales.
3. No compartir códigos
Los códigos de un solo uso que se envían vía sms para verificar la identidad en redes sociales, banca o formularios online, no pueden compartirse, pues, aunque su vida útil sea corta, son peligrosos cuando caen en las manos equivocadas.
4. Revisar las URL
El primer paso al entrar en una web es el de verificar la URL, comprobando que comience por “https” en vez de “http”, o que no haya errores de escritura en el dominio. Esta precaución es crucial a la hora de revisar nuestra banca electrónica.
5. Evitar la conexión a wifis públicas
Los servicios de wifi pública, a los que se accede desde bibliotecas, museos, bares, hoteles o entidades educativas, son a menudo un espacio perfecto para caer en las garras de los ciberdelincuentes. En caso de que sea imprescindible su uso, es conveniente que, en la medida de lo posible, se descarte introducir claves y datos susceptibles de ser robados.
6. Cuidar las contraseñas y claves
Cambiar de contraseñas frecuentemente, no compartirlas nunca y utilizar una diferente para cada una de las claves, son las tres reglas de oro para asegurar las cuentas.
7. Actualizaciones al día
Las actualizaciones de programas y dispositivos, especialmente de los antivirus, reducen en gran medida el riesgo de convertirse en víctima. Establecer recordatorios o poner fechas marcadas para llevar a cabo esta tarea ayudará a mantener un escudo de seguridad.
8. Cuidado con las transferencias por Bizum
La plataforma Bizum, así como otras apps similares, jamás piden que el usuario entregue sus claves para hacer una transferencia o recibir dinero, salvo la propia banca electrónica que sí puede requerirlo. Si se pide algún tipo de dato, lo mejor es ponerse en contacto con el servicio de seguridad del banco.